PROYECTOS INTERDISCIPLINARIOS

Nombre: Renato Sánchez Fonseca
Fecha: 10-1-2022

Curso: 8vo "A"

Influencia de las redes sociales en la cotidianidad del Ecuador.

La sociedad ecuatoriana sigue evolucionando en términos de consumo, compra y manejo de medios digitales. Nuestro país, pese a contar con más del 80% de usuarios con acceso a Internet, se encuentra en un proceso de desarrollo de reducción de brecha digital. Esto principalmente en aspectos de consumo y creación de contenido e información. El uso de Internet se centra principalmente en las redes sociales más utilizadas. Whatsapp es la red social más utilizada en Ecuador, de acuerdo a un estudio publicado por el Latinobarómetro en su edición 2018, que además reveló que es la app más descargada a nivel mundial en 2018. En comparación con la región, nuestro país es el sexto país donde más se usa la aplicación, en el que alcanza al 70% de las personas encuestadas. 

Etiquetas negativas y etiquetas positivas

Etiquetas negativas

En mi opinión, esta práctica tan común supone un primer tipo de etiqueta que llamaremos “etiqueta negativa” dado que pretende encontrar un calificativo, comúnmente despectivo, para cada persona como vago, malote, solitario, cansino, aburrido, pesado… y encasillar a la persona dentro de él.

Por ejemplo, cuando en el colegio el maestro observa que el trabajo de un niño es lento, mal organizado y falto de interés el maestro puede hacer dos cosas:

A) etiquetarle como “el vago de la clase” y asumir que ese niño nunca va a avanzar ante lo que el maestro tiene que resignarse

B) tratar de reconocer el verdadero problema (falta de motivación, de ayuda en casa, de comprensión…) para tratar de impulsar una mejora por parte del alumno.

Etiquetas positivas

Por el contrario, existen las que de aquí en adelante llamaremos “etiquetas positivas“, no positivas porque halagan las cualidades de la persona, sino porque ayudan a la persona. En esta categoría incluyo las etiquetas psicopedagógicas que algunos niños y sus familias necesitan para ser apoyados en el plano educativo, social o familiar.

Estas etiquetas positivas, como ya hemos visto, pueden aportarnos un beneficio; no obstante, hay que evitar etiquetar a las personas, tachándoles de autista, deficiente, disléxico o hiperactivo, para pasar a etiquetar la discapacidad o trastorno en sí mismo.